Las Guerras carlistas en el País vasco francésde Euskal Herria

El País Vasco continental jugó un papel clave en el desarrollo de las guerras carlistas. En primer lugar como refugio y base logística para los carlistas en la preparación de los levantamientos. Como consecuencia de ello, Bayona se convirtió en centro de espionaje de los liberales españoles en su intento de impedir tanto el contrabando de armas y provisiones hacia el campo carlista como las conspiraciones de los dirigentes carlistas en el exilio.

Prensa: Los primeros en conocerlo

La prensa bayonesa cobra un protagonismo extraordinario, no sólo a  nivel de Francia, sino a nivel de la Península y el resto de Europa, por su posición privilegiada a la hora de recibir la información sobre el conflicto. Es destacable, por ejemplo que La Sentinelle de Bayonne, fundado en 1831, al iniciarse la guerra cambia su nombre por La Sentinelle des Pyrénées. Journal de Bayonne et de la Peninsule, cambio que Le Phare de Bayonne no tardó en imitar. Durante la Segunda Guerra ocurre algo similar, aunque la prensa europea enviará corresponsales con lo que la prensa bayonesa ya no será tan imprescindible. 

Frontera: Al otro lado de las montañas

El gobierno francés siguió con gran interés los movimientos bélicos que se producían al otro lado de la frontera, dándose la paradoja de que, en muchas ocasiones, la información sobre la guerra llegaba antes a París que a Madrid. El responsable de recoger esa información y enviarla a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores en París durante la Primera Guerra Carlista fue el general Harispe, héroe de las guerras napoleónicas nativo de Baigorri.

Contrabando

El contrabando de armas y pertrechos hacia el campo carlista fue muy importante durante ambas guerras, a pesar de que el gobierno francés apoyara política y militarmente al gobierno liberal. Las protestas por la insuficiente vigilancia de la frontera fueron constantes por parte de los liberales españoles. Hubo algún contrabandista que llegó a adquirir fama por sus hazañas, como es el caso de Ganix de Macaye o de Hauziart. El contrabando tuvo diferente naturaleza en la primera y la segunda guerra: pasos discretos de la frontera en los años 30, contrabando desde el puerto de Bayona en los años 70.

Paso de los pretendientes

Carlos V contó con la ayuda de Auguet de Saint Silvain para huir de Londres y cruzar Francia. Su segunda mujer, la princesa de Beira con la de Ganich de Macaye para cruzar la frontera y reunirse con su marido. Carlos VII contó con la colaboración de Paul Laborde, el Barón de Marignan y otros, cada vez que preparaba para entrar en España o necesitó refugiarse en Francia.

Refugiados

En abril de 1873 el “Courrier de Bayonne” cifra en 4.638 los refugiados establecidos en el canton de San Juan de Luz. Representaban el 47% de la población de Urrugne y el 70% de la de Biriatou. Entre abril y mayo de 1873 los refugiados acogidos en el departamento se calculan en 15.000.
Los Pyrénées-Atlantiques fueron a menudo un territorio de repliegue. Cinco olas principales de refugiados llegaron al  departamento, cuya amplitud se observa en la prensa de la época.

Asignaciones de residencia

A los carlistas se les asigna residencia por toda Francia, para alejarlos de la frontera. Al mismo tiempo, se les subvenciona, a pesar de lo cual se escaparán frecuentemente de los lugares asignados. Tras el Convenio de Bergara a los 6.000 carlistas que según cifras oficiales se exiliaron con Don Carlos se les asignaron las siguientes depósitos: Amiens, Maçon, Cahors, Vendome, Angouleme, Espinal, Arras, Pau, Tours, Montpellier, Burdeos, Limoges, Perigueux, Langres, Chaumont y Clermont-Ferrand. Don Carlos fue confinado en Bourges. Un año después, Cabrera, Alzaa, Elío y Balmaseda fueron encerrados en Lille.

 
El Sudoeste francés no sólo recibió emigrados carlistas, también liberales. Estos se exiliaron a Bayona tras la recuperación del poder absoluto, por parte de Fernando VII, en 1823 gracias a la expedición francesa del duque de Angouleme. Es el caso de los García Alonso y García de Ysla, así como de los Aguirre de Valcarlos.


 

Espionaje

Entre los espías que jugaron un papel importante en la guerra y desarrollaron sus actividades en el País Vasco francés cabe destacar a Eugenio de Aviraneta, cuya intensa vida fue novelada por Pío Baroja, y cuyas conspiraciones ayudaron a extender la desconfianza entre las filas carlistas.

Muñagorri: Paz y Fueros

No menos importante fue la preparación en Bayona, por parte de algunos nobles exiliados vascos como el Conde de Villafuertes, del proyecto “Paz y Fueros” que encabezó Muñagorri. Pese a su fracaso sirvió para consolidar la vía pactista que desembocó en el Convenio de Bergara.