Legión Auxiliar Británica

 

La armada británica controlaba la costa cantábrica para impedir el desembarco de armas por los carlistas desde abril de 1834, como consecuencia de la Cuádruple Alianza, tratado firmado por el gobierno liberal español y las potencias liberales de Europa, Gran Bretaña, Francia y Portugal. Pero tras los éxitos militares de Zumalacárregui, el gobierno de Madrid solicitó una mayor implicación de sus aliados en la guerra. Los británicos, aunque se negaron a enviar directamente sus tropas, decidieron en junio de 1835 formar un cuerpo militar de voluntarios: la Legión Auxiliar.

El primer batallón llegó a San Sebastián en julio del mismo año y para mediados de agosto ya se encontraba en la ciudad la Legión Auxiliar Británica formada por unos 10.000 hombres. A finales del mismo mes tomó parte en una incursión contra Hernani sufriendo su primer fracaso. Nombraron a un militar experimentado al frente de la Legión, Sir George Lacy Evans. Como respuesta a esta participación británica en la guerra, Don Carlos firmó el decreto de Durango, por el que todos los extranjeros que luchaban con los liberales quedaban fuera del Tratado Elliot, es decir, serían pasados por las armas.

 

 

El líder militar liberal Fernandez de Cordoba decidió situar a la Legión Británica en Vitoria, donde se acomodó para diciembre del mismo año. Sufrieron un invierno muy duro en esta ciudad. Para marzo murieron más de 800 hombres, la mayoría enfermos. Mientras tanto detuvieron al panadero que trabajaba para los carlistas y fue condenado a garrote vil por envenenar el pan de los británicos

La legión volvió a San Sebastián en mayo, participando en un enfrentamiento contra los carlistas que sitiaban la ciudad nada más llegar. A los pocos días conquistaron el puerto de Pasajes, construyendo un fuerte sobre San Juan al que denominaron Lord John Hay, en honor del jefe de la armada británica en la costa cantábrica.

 

 

En octubre enviaron a 2.000 miembros de la Legión a Portugalete, para apoyar la ruptura del sitio de Bilbao, tomando parte en la batalla de Luchana. En marzo de 1837, en cambio, sufrieron la mayor derrota de esta guerra en Oriamendi de manos del Infante Don Sebastian. Sin embargo en mayo, aprovechando la Expedición Real, conquistaron las poblaciones situadas entre San Sebastián y el Bidasoa. La mayor resistencia la encontraron en Irun, población que saquearon tras su conquista.

Los miembros de la Legión Británica habían firmado por cumplir dos años de servicio, tras los cuales en su mayoría, hasta el propio Lacy Evans, decidieron abandonarlo en julio de 1837, ya que siempre estuvieron mal aprovisionados y se les pagaba muy tarde. No obstante 1700 de entre ellos decidieron quedarse bajo las órdenes del coronel O´Conell, formando la llamada Nueva Legión. En septiembre más de 100 británicos perdieron la vida en Andoain frente a los carlistas dirigidos por Uranga, lo que llevó a la Nueva Legión a su práctica desaparición. En diciembre O´Conell decidió la disolución de la Nueva Legión, responsabilizando al gobierno de su decisión, ya que no les llegaban a tiempo ni las provisiones ni los sueldos. Á modo de balance podemos afirmar que una cuarta parte de los 10.000 hombres de la Legión Británica perdieron la vida en esta guerra. Pero la mitad de estas 2.500 víctimas no murió en los enfrentamientos armados sino que perecieron a causa de las enfermedades.