Se acerca la exposición temporal "Leopoldina Rosa: Una historia de hoy".

10/09/2019
El próximo 20 de septiembre inauguramos el resultado de nuestro proyecto "Migraciones", la exposición temporal "Leopoldina Rosa: Una historia de hoy". Analizamos en ella la emigración vasca en el siglo XIX, añadiéndole un espejo hacia el actual fenómeno inmigratorio. Hoy mencionamos uno de los temas que recorren el discurso de esta exposición, la emigración vasca a Uruguay.

Al analizar la emigración vasca en el siglo XIX podíamos elegir entre muchos destinos, tanto en toda la extensión de América como en Filipinas, por ejemplo, pero finalmente hemos elegido Uruguay. La información sobre este país y, más específicamente, sobre los emigrantes vascos que en el XIX fueron allí, así como la relación que hemos desarrollado con sus instituciones patrimoniales se la debemos al historiador Alberto Irigoyen. Vaya desde aquí nuestro agradecimiento a este incansable investigador de la diáspora vasca.

Dalin

D. DALIN. "Montevideo. Visto del Serro". Biblioteca Nacional de Uruguay. Montevideo.

A  partir de 1830 el Río de la Plata se convierte en el principal objetivo tanto de los vascos continentales -Iparralde- como de los peninsulares. Entre 1837 y 1840 cerca de 40.000 vascos entran por Montevideo.

En 1830 Uruguay acababa de emanciparse de la metrópoli española y se estaba estructurando como República Oriental del Uruguay. El reino de España aún no había reconocido a la nueva república pero, en plena guerra carlista, era capaz de firmar acuerdos para el fomento de la emigración a ella.

Por su parte los gobiernos uruguayos fomentaron la llegada de inmigrantes europeos ofreciendo a empresarios como Samuel Lafone el pago por cada europeo que se asentara en su territorio.


Montevideoko planoa

"Plano topográfico de la ciudad y cercanías de Montevideo, por el agrimensor Pedro Pico". Montevideo, 1846. Museo Histórico Nacional de Uruguay. Montevideo.

Una de las principales causas de la emigración durante el siglo XIX en Euskal Herria fueron las motivaciones políticas, especialmente al final de las guerras carlistas, en que los más fieles seguidores del Pretendiente, cogerán el camino del exilio. Primero a Francia y, algunos también a ultramar, concretamente a Uruguay, atraídos por la posibilidad de hacer fortuna.


Muchos de ellos tomaron parte en la guerra civil que estalló 1843 apoyando al general Oribe, como Lesmes de Bastarrica, oficial carlista que lideró a los “Voluntarios de Oribe”.
Nació en Donostia y luchó como voluntario en la Primera Guerra Carlista. Tras acogerse al Convenio de Bergara, fue encarcelado por conspirar contra el gobierno liberal. Huyó a Francia desde donde se embarcó al Río de la Plata. Llegó a Montevideo en 1843 donde se integró en el Batallón de Voluntarios de Oribe, formado mayoritariamente por exiliados carlistas. Acabó formando parte del Estado Mayor de este ejército.
Tras la guerra abandonó la carrera militar, pero participó en todos los levantamientos militares promovidos por su partido.


Besnes gerra

Juan Manuel BESNES. "Bateria del Comodoro Sitio de M.teVo. 1848". Museo Histórico Nacional de Uruguay. Montevideo.

Curiosamente encontramos muchos vascos también entre los que apoyaron al candidato enemigo, Fructuoso Rivera, que quedaron sitiados dentro de la ciudad de Montevideo durante nueve años. En su mayoría vascos continentales formaron, siguiendo la tradición, el cuerpo de Cazadores Vascos. Su comandante fue Jean-Baptiste Brie de Laustan. Nació en Izpura (Baja Navarra) y emigró a Uruguay en 1838. Al desatarse la Guerra Grande (1843-1852) fue nombrado coronel y jefe del batallón de Chasseurs Basques. Fue socio de su hermano Francisco en la promoción de la emigración vasca.

Uno de los ejes de nuestra exposición es el naufragio de la fragata "Leopoldina Rosa". En junio de 1842 el velero de tres mástiles "Leopoldina Rosa" se hundió en la costa uruguaya. De los 300 emigrantes vascos que partieron de Bayona y Pasajes en abril, solo se salvaron 70.

El agente de emigración en la  expedición de la fragata “Leopoldina Rosa”  fue Alfredo Bellemare representante en Bayona de la empresa "Lafone and Wilson" de Samuel Fisher Lafone. Este último, banquero y empresario, fundador de la empresa que más emigrantes vascos trasladó al Río de la Plata, "Lafone and Wilson" y propietario del Leopoldina-Rosa. Se instaló en Buenos Aires en 1825, ciudad que tuvo que abandonar al casarse por el rito protestante, situándose en  Montevideo en 1833. Banquero y hombre de negocios, fundó en  1844 la primera iglesia protestante de Sudamérica en Montevideo. Sus numerosos negocios le hicieron dueño de grandes propiedades (Punta del Este) y algunas islas (en el Río de la Plata y  en las Malvinas).

Lafone

"Samuel Fisher Lafone". Museo Histórico Nacional de Uruguay. Montevideo.

El más ilustre de los emigrantes vascos a Uruguay fue, sin duda, José María Iparraguirre. Su primo, el  alavés  Domingo  de  Ordoñana  Iparraguirre emigró  al Uruguay en 1842, siendo acogido por Juan Antonio Porrúa, tío suyo. En  1860  se  hizo cargo de una  estancia  en  el  departamento  de  Soriano,  logrando hacer una fortuna. Aquí recibió a su primo, el poeta Iparraguirre, en 1859, en su estancia de la Casa Blanca. Iparraguirre se dedicó al pastoreo de las ovejas de Ordoñana, desde 1859 a 1861,  hasta  que  pasó  a  Montevideo,  para  regentar,  por  poco  tiempo,  un  café  que  terminó por arruinarlo. Tras varios años cambiando de lugares dentro de Uruguay decidió volver a Euskal Herria dejando a su familia en 1877.

Iparragirre

Familia Iparraguirre. Biblioteca Nacional de Uruguay. Montevideo.

Pero también hubo emigrantes a Uruguay que no son tan conocidos entre nosotros. Juan Manuel Besnés e Irigoyen había  nacido  en  San  Sebastián  el  12  de  julio  de  1788  y  llegó  a Montevideo el 1809. Aquí se hizo maestro y participó en la creación de las primeras instituciones  docentes  que  tuvo  la  capital  uruguaya.  En  1839  Rivera  le  nombró  vocal  de  la Comisión Topográfica. Desempeñó además otros puestos en la administración pública.  Sin  embargo,  la  importancia  de  la  obra  de  Besnés está en su trabajo de calígrafo, dibujante y acuarelista, siendo prácticamente el único testigo que  plasmó  gráficamente  la  mayoría  de  los  acontecimientos  políticos,  militares  y  culturales del momento que le tocó vivir en el Uruguay del siglo XIX. Además Besnés mantuvo relación con su ciudad natal y el Museo San Telmo guarda piezas enviadas por el autor como muestra de su apego a San Sebastián.

Besnes

Juan Manuel Besnés. 1861. San Telmo Museoa. Donostia.


Además Uruguay fue donde se publicaron los primeros textos (1843) y la primera revista en euskera (1887) del continente americano, también donde se fundó la primera euskal etxea – Laurac bat (1876)- e, incluso, la primera asociación para facilitar la vuelta de los emigrantes fracasados, la Caja Vasco Navarra de Reempatrio (1883).

La emigración vasca al Uruguay fue muy importante en el siglo XIX. En la actualidad apenas es relevante, pero los descendientes de vascos suponen más del 10% de la población uruguaya. En la actualidad existen 3 euskal etxeas en Montevideo y 12 en todo el país.

Este es uno de los temas que tratamos en nuestra exposición temporal.

¡Atentos a la próxima inauguración!