Las pistolas de Espoz y Mina

El liberalismo del siglo XIX tuvo sus mitos. El navarro Francisco Espoz y Mina fue uno de ellos. Un ejemplo de su popularidad fue la oferta que su viuda Juana de Vega hizo al estallar la Guerra de África, de regalar dos pistolas que habían pertenecido a su difunto marido, al militar que destacara por su arrojo. El hondarribitarra Bernardo de Goenaga fue el que mereció este honor.

Hemos leído en la publicación que recoge las actas de las IV Jornadas de Estudio del Carlismo organizadas por el Museo de Estella, concretamente en el artículo de Ricardo García Cárcel, que los mitos carlistas fueron más precoces y de mayor calado que los liberales, excepto el de Espoz y Mina que "derivado de la Guerra de la Independencia, se hundió pronto".

Espoz

Nicolas Eustache MAURIN: “Mina Virey de Navarra”. Fuente.

Hay que reconocer que los últimos años de Francisco Espoz y Mina, los iniciales de la Primera Guerra Carlista, no fueron los mejores para su prestigio. Su fracaso ante los carlistas, aun reconociendo su grave enfermedad, empañó de alguna manera la fama conquistada contra el francés. Más todavía cuando su impotencia contra los seguidores de Don Carlos le empujó a incendiar Lekaroz. 

 

Lekaroz

Incendio de Lekaroz. Fuente.

No obstante no se puede negar que Espoz siguió siendo un referente para el liberalismo español. Una anécdota relacionada con la Guerra de África, 1859-1869, nos ilustra sobre ello. Al estallar este conflicto, Juana de Vega, viuda del general navarro, ofreció dos pistolas de su difunto marido como premio al jefe del primer batallón que entrara en los muros de la plaza deTanger. El donativo fue tan bien recibido que fue el propio O'Donell, Presidente del Gobierno y jefe de la expedición militar, el que hizo entrega de las reconocidas pistolas al oficial que mereció el premio.

 

Goenaga 

 

El honor le fue concedido al hondarribitarra Bernardo de Goenaga, segundo comandante del regimiento de infantería "León", por su destacada participación en la batalla de Tetuán. Fue el primero en entrar en una trinchera marroquí y recibió varias heridas en la acción, las que le obligaron a pedir el retiro del ejército.

 

Afrikako gerra

Guerra de África 1859-1860.

 

Goenaga se presentó como voluntario a las filas de Don Carlos en la Primera Guerra, pero se adhirió al Convenio de Bergara y siguió su carrera militar en el ejército. Tras destacar por su valor en la Guerra de África y, a pesar de haberse retirado, fue el impulsor y el primer jefe de una compañía de voluntarios liberales en Hondarribia al estallar la Segunda Guerra carlista.

 

Hondarribi 

Hondarribia en 1875. Fuente.

 

Las pistolas de Espoz y Mina llegaron al Museo Municipal de San Sebastián  a través de Juan Albizu, amigo de Goenaga. Pero como nos informa Germán Dueñas en su artículo "La colección de armería e historia militar del Museo de San Telmo de San Sebastián", las pistolas fueron robadas en el Museo Histórico Militar del monte Urgull. Desafortunadamente hoy no podemos disfrutar de estas pistolas que atravesaron brillantemente la historia del siglo XIX.