El contrabando en la exposición "Scénario"
Descripción de una actividad contrabandista recogida en un juicio de finales del siglo XVIII.
El acusado era Juan Joseph Ibargoyen y cuenta un episodio de su vida en 1797. Estaba sin trabajo y tomó como medio de vida el contrabando, haciendo cuatro viajes como guía y escolta para tres contrabandistas de Cervera. El cuarto viaje lo realizó con Joaquín de Imaz, Joseph Gabriel de Oyarzabal y Pierre Caderecar, "Frantses txikia" (el pequeño francés).
“ ...siendo el encargo del declarante y sus tres compañeros de auxiliarlos con armas de bocas de fuego, como el declarante lo hizo antes en tres ocasiones solo (...) siendo el destino hasta las inmediaciones de la ciudad de Vitoria, y asegurar las cargas mas allá de aquel punto...”
Vitoria. Fuente.
Llevaban tabaco brasileño y su trabajo consistía en dejar a los contrabandistas de Cervera y el tabaco al otro lado del Ebro. Más adelante Ibargoyen relata el viaje:
“...desde la villa de San Juan de Luz de Francia, hizieron transito por Viriatu vadeando el rio Vidasoa a salir a las inmediaciones de la casería de Lastaola de Irun, de donde ya de noche caminaron por montes hasta que saliendo el barrio de Alcibar del valle de Oyarzun, e introduciendose en continuacion en el Camino Real (...) tardando hasta la dicha villa de Aramayona quatro dias en medio de que desde Irun hay la distancia de diez y siete leguas y no mas, cuia mayor tardanza consistió en haver andado de dia por los montes, y tambien en que por razon de nevadas estubieron detenidos por todo un dia en un caserío de la villa de Mondragon, mas allá de su cuerpo y población...”
SALNEUVE. "Montdragon: (Guipuscoa)". Fuente.
Aquí el grabado elegido por Pedro G. Romero en nuestro archivo y el texto que éste le sugirió.
Clerjon de Champagny. "Buitrago". ZM.
Contrabandistas
Creo que fue en mi visita de 1997 cuando me fijé en las extraordinarias ilustraciones de este libro: Album d’un soldat pendant la campagne d’Espagne en 1823. Se trata de un reportaje turístico firmado por un tal Clerjon de Champagny que acompaña a los Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar el absolutismo de Fernando VII frente a los constitucionalistas, los de la famosa «Pepa» de Cádiz. En realidad, apenas habla de la campaña militar y lo más significativo son, seguramente, las ilustraciones de Langlumé, especialmente por su distorsión óptica, mezcla de primer plano y figuras completas que, por esa razón, aparecen de forma grotesca y deformada. Es importante por lo temprano, el libro se publica en 1829, antes de la oleada de viajeros románticos, pero, ya digo, es lo pintoresco, el tipismo, lo que predomina desde su entrada por la actual villa de Donostia. Lo que cuenta, a nivel político, en un entrepán perfecto: las guerras civiles que llamamos contra el francés, por un lado, y las guerras civiles que llamamos carlistas, por otro. Así que las ilustraciones son fundamentales, claro, hechas como si fuesen vistas mediante lupa, catalejo o prismáticos. Esta es una nota interesante para el director de fotografía de nuestra película, por cierto. Majas, guitarristas, bailaoras y bandoleros, personajes tópicos acompañan toda la narración. No sabemos mucho del autor pero, en su fantasía, describe a un contrabandista cantando de natural el famoso polo que había popularizado, en París, María Malibrán. «Yo que soy contrabandista, y campo por mi respeto, a todos los desafío, pues a nadie tengo miedo». El polo del contrabandista en realidad era una composición de su padre, el tenor Manuel García, el sevillano que había estrenado para Rossini El barbero de Sevilla: un fracaso, al interpretar ese mismo polo «a la española», que todo el público creyó desafinado. Ese fracaso lo arregló, para la posteridad, su hija Pauline Viardot, hermana de la Malibrán, quien enseñaría a Bizet la famosa habanera de Iradier, que el músico francés cogió para su Carmen. Fue esta habanera, introducida días después del estreno, la que convirtió la obra en un suceso famoso. Antes, como anunciando este préstamo, Mérimée había hecho que Carmen fuera una gitana de origen navarro, de la fronteriza Etxalar. Por eso don José, el soldado navarro, se enamora de la gitana cuando esta le habla en euskera. La Carmen de Mérimée en realidad era una versión del poema Los gitanos de Pushkin, fundador de la literatura rusa moderna, descendiente de negros etíopes, por más que sus retratos hayan sido blanqueados por la cultura oficial rusa. En el Album d’un soldat vemos un país con todos los típicos tópicos que después se focalizaron en los andaluces y finalmente en los gitanos. Ese cierre óptico hay que entenderlo como consecuencia de la modernización y europeización del país. Desde las dos fronteras con Francia, el País Vasco y Cataluña, se mira siempre hacia abajo, miradas siempre escópicas. Igual que, frente al comercio legal, existe el contrabando de mercancías, la imaginación sufre también los efectos de esos contrabandistas de imaginarios. No es raro que los subalternos se hayan agarrado a esas «antigüedades históricas» para legitimar sus modos de vida. Frente al triunfo de modos de vida burgueses, modernos, europeos, el lumpen se dispone a encarnar los tópicos que buscan los viajeros –vaya, el capital inglés y francés que estaba colonizando el país– y que los mantiene a salvo de eso que llaman progreso. La fricción entre esos imaginarios subalternos es la versión turística de lo que enfrentaba a conservadores, defensores de los fueros y reaccionarios con los liberales, constitucionalistas y revolucionarios. Entonces, se preguntaba Marcel Broodthaers, ¿tenemos que elegir entre la guerra y el turismo para sobrevivir? «¡Ay!, ¡ay!, caballito mío, ¡ay!, sácame de este aprieto».
¡No perdáis la última oportunidad de ver la exposición "Scénario: D de Deuda"!